Entradas

Mostrando entradas de 2018

Instante de libertad

Imagen
Una niebla espesa flotaba en aquel pequeño pueblo, cubriendo el aire de una inusual humedad en aquellas noches otoñales. Por el suelo, hojas caídas de colores oscuros parecían apiñarse en busca de algo de calor. Entre la niebla, las farolas proyectaban una luz amarillenta que no conseguía iluminar demasiado el empedrado irregular.  Ella miraba desde su ventana, mientras fumaba su prohibido cigarrillo al abrigo de la silenciosa brisa nocturna. Aquella noche el silencio era más intenso y duradero de lo habitual y la quietud resultaba ensordecedora, casi dolorosa. Sentía la adrenalina correr por sus venas, sabiéndose en peligro y temiendo ser descubierta en el alféizar de su ventana, el único reducto de libertad que le quedaba. De pronto, en la inmensidad de la noche, envuelta en la propia niebla como estaba y camuflada por el tejado de su vivienda, lo vio. Cruzó un sendero pedregoso bordeado por altos pinos de hojas amenazantes y estirados troncos. El ágil caminar de ese hombre

La frágil resistencia

Imagen
Él sabía todo sobre extranjería, documentos oficiales y trámites burocráticos para obtener la nacionalidad española. Y sin embargo ahí estaba, desaprovechado completamente. Al final había sido detenido por culpa de algún chivato de turno que había conseguido pruebas contra él.  Y ahora después de siete años dedicado en exclusiva a una carrera prometedora, el negocio había terminado. Los ilegales estaban a las puertas del país intentando entrar y él estaba en el calabozo. No podía seguir sin hacer nada. Así que asumió su nueva situación para intentar ingeniárselas de alguna manera. Si por algo había destacado siempre, había sido por su capacidad de salir airoso de cualquier circunstancia.  Me viene a la cabeza aquella vez en que una mafia checa estuvo a punto de desmontar su chiringuito. Ya hacía tiempo que corrían rumores de que los clientes preferían el trabajo rápido —y más barato— de un guapo, joven y prometedor falsificador. Estuvieron mucho tiempo detrás de él, pero l

Recuerdos

Imagen
Seguía viendo aquellos vídeos una y otra vez, hasta la madrugada. Evocaba recuerdos de sus hijos, cuando todavía bailaban graciosamente al son de cuatro notas melodiosas. Los pequeños solían aplaudir su propio baile al finalizar y una sonrisa inmensa ocupaba todo su rostro, y este tenía un fiel reflejo en el de su madre. A veces se la oía reír a carcajadas a través de las paredes, desde su dormitorio. Supongo que eran recuerdos agridulces, después de todo.  Ahora aquellos hijos hacía tiempo que habían abandonado el hogar en el que habían crecido y ella, rodeada por una soledad que impregnaba cada pared, solo podía recordarlos con frecuencia y esperar sus esporádicas visitas. Como su vecina, solo podía compadecerla.  Yo misma había presenciado algunos de sus encuentros con sus preciosos hijos. Había visto la radiante luz en sus jóvenes ojos apagarse con el paso de los años, y el pequeño destello que reaparecía en ellos cuando se producían esos reencuentros. Había escuchad

Guerra muy fría

Imagen
No pudo soportar la ira que se apoderaba de su cuerpo en esos momentos. Sin poderlo remediar, ya no era dueña de su voluntad. El razonamiento del que siempre había presumido ahora estaba anulado, solo pensaba en su venganza. Le habían robado su tiempo y ya no podía permitir aquellas injusticias del todo inmerecidas. Como una simple espectadora, vio su propia mano levantarse hacia él, con una rapidez y una destreza desconocidas en ella, y en menos de lo que tardara en percatarse de lo que hacía, vio cómo sus propios dedos arrancaban un papelito minúsculo. Lo acercó hacia sus ojos, después de mirar desafiante al siguiente en la cola de la pescadería. Sí, el número 298, ya no se le colaría nadie más.

Piernas perfectas

Imagen
Ella, piernas esbeltas y doradas por el sol, un collar caro y un precioso tocado en su cabello castaño. No conseguí ver su sonrisa, pero su  enérgica y natural alegría todavía permanecía en su rostro, a pesar de las circunstancias. Vino hasta mí tumbada en una camilla y la conocí​ ya sedada. Sus piernas perfectas, estaban ahora completamente desestructuradas por el accidente, había perdido mucha sangre. Estuve ocho horas ininterrumpidas encerrado en ese quirófano, algunas de las enfermeras e instrumentalistas doblaron turno sin que yo se lo ordenara, mi determinación no parecía admitir quejas. Presumía ser una tarea imposible tratar de reconstruir aquellas infinitas piernas, hueso con hueso, cartílago con cartílago. Soy consciente de que cualquiera en mi situación lo habría dado por perdido, habría incluido una prótesis en la factura y se habría ahorrado unas cuantas horas de sufrimiento y angustias. Pero a mí siempre me han apasionado los puzles, y reconozco  que aquell

Amores de juventud

Imagen
Aquel era el chico más guapo en el que me había fijado y sí, aunque​ era muy tentador fantasear con lo que alguna vez pudo haber sido, lo cierto es que él nunca se había fijado en mí.  ¿Cómo iba a hacerlo? Yo, una adolescente cualquiera, y él, sumido en ese mundo de fantasía alternativo que es la música, la noche y las fans cuyo único propósito en la vida es babear a su alrededor.  Y yo muerta del asco, contemplando toda esa patética escena, compadeciéndome de mí misma por pasar desapercibida de una manera tan enorme que, ridícula de mí, solo deseaba poder ser una de esas chicas a las que él al menos prestaba alguna atención. Ese era el grado de patetismo que rodeaba a aquel personaje estrambótico y a la vez nostálgico que volvía a aparecer ante mí para regodearse en lo que pudo haber sido y nunca fue.  Pero esa noche lo que me recordó distaba mucho de todo lo que yo había imaginado. Sí, me confesó que veía a esa niña tímida que se escondía para escucharle cantar. Sí, de

Capítulo 2: Una invitación inesperada

Imagen
Estuvieron hablando largo rato, rodeados de un ambiente acogedor con sabores dulces y olor a chocolate caliente. Pensaréis que no es quizá lo más apropiado para una primera cita, pero insisto, aquello no era una cita.  Ella encontró en aquella masculina sonrisa una inesperada invitación a relajarse, a desconectar su chip calculador que siempre permanecía alerta. Para ella era desconocido aquel estado de confort en el que no necesitas causar una buena impresión ni tampoco tienes expectativas puestas en esa persona.  ¿Qué esperaba de aquel encuentro? Si os digo la verdad, solo quería eso, no tener que pensar. No había posibilidad de confundir aquello con nada romántico, estaban demasiado definidos los límites de aquella extraña relación que empezaba a fraguarse.  En realidad era como si lo conociera desde siempre, solo que a través de otros ojos. Una persona de la que conoces tantos detalles encantadores que a ciencia cierta sabes que es una buena persona pero nunca te has

Capítulo 1: El primer encuentro

Imagen
Aquello no era una cita, no lo era. Él se acercó con paso apresurado hacia el lugar de encuentro, deseando que estuviera ella esperando y al mismo tiempo, temiendo verla allí, en directo. Hacía tiempo que la admiraba y por primera vez, ella había mostrado algo de interés. ¿Por qué, si no, le habría dicho de ir a tomar un café, un viernes cualquiera? ¿Era solo una coincidencia que estuviera en su ciudad? ¿Qué otra cosa podía significar?  Se conocían desde hacía mucho tiempo, se habían​ movido en los mismos círculos, siempre habían sabido de su existencia pero nunca se habían visto a solas y como mucho habrían intercambiado treinta minutos de conversación en condiciones.  Se detuvo a unos pasos y la observó en la distancia. Era bajita, aunque desgarbada y delgada. Llevaba un abrigo gris estilo militar, de corte recto y sobrio, y una boina cubría parte de su preciosa melena rubia. Estaba sentada en un banco mientras le esperaba, con un libro entre las manos, un bolso pequeñ

Te sigo

Imagen
Te sigo donde quiera que me lleves. No tomes mi mano, que me agobio si noto esa fuerza tirando de mí, pero tranquilo que yo te sigo. Vamos juntos a un lugar más bonito, te acompaño encantada. Guíame. Es curioso que no me obligues, es justo lo que esperaba de ti, al menos esa es la imagen que proyectan sobre Ti. Pero Tú aun sabiendo que eres lo mejor para mí, te apartas. Te quedas en la penumbra, entre frío mármol y piedra, esperando, esperándome. Y es gracioso que esa posibilidad de elección que me das, sea precisamente lo que me hace elegirte. No estoy segura de si es así con todos, pero a mí me atraes. Es tu presencia, tu halo de misterio, tu bondad.  Tú, con tu aire infantil, tu pacífico modo zen siempre activado y esa despreocupación por todo lo que a los demás nos quita el sueño, me enseñas cosas que ignoro y me haces recordar con tus gestos esos valores que hoy ya se desvanecen. Pero tú me los regalas cada día, como si nada, sin esfuerzo. Haces que vuelva a creer en la

Un personaje

Imagen
Hace tiempo confesé mi miedo a que te esfumaras, a que decidieras marcharte voluntariamente, y al final lo hiciste. Ya entonces te dije que me inspirabas y que querría escribir sobre ti, y basar un personaje de mis cuentos en tu viva imagen. Porque tú eras risueño, melancólico y cabezota como ninguno. Una mezcla preciosa. Me llevabas la contraria por sistema y disfrutábamos discutiendo, a la manera francesa, sobre todo tipo de temas. Que éramos polos opuestos era evidente, pero que nos tolerábamos y admirábamos el tesón del otro también resultó innegable.  Vivimos muchos momentos únicos, de filosofía existencialista y de imaginación desbocada, la que nos hacía crear mundos paralelos con nuestras propias normas. Y tú me decías que o todo o nada. Y yo te hablaba del punto medio de Aristóteles y tú del yo soy yo y mis circunstancias. Y solo nos callábamos con un beso. Nuestra despedida fue triste pero bonita, aún recuerdo nuestro último paseo y aquel último beso con sabor a lágri

Encerrado

Imagen
Yacía en la misma postura la mayor parte del tiempo, mientras le ayudaban a realizar todas las actividades de la vida diaria. Él intentaba moverse, pero la orden no llegaba, se quedaba estancada en algún punto del recorrido, entre su cabeza y su extremidad. Durante mucho tiempo sufrió la impotencia y frustración de saberse inútil para cualquier cosa. Le preguntaban cosas fáciles para retarle y, sencillamente, no recordaba la respuesta. Sabía a ciencia cierta que estaba jugando al escondite, remoloneaba por ahí dentro y casi parecía que se estuviera burlando de él, su dueño durante mucho tiempo. Pero ya no corría esa suerte, caminaban uno al lado del otro, pero por carreteras pedregosas, largas y cuesta arriba, siempre en paralelo. No tenía pinta de que aquello pudiera volver atrás, cuando rápido y astuto, era dueño de sí. Ahora sus recuerdos, todo lo que él había construido con tanto mimo y esfuerzo, tenían vida propia, una aletargada, caprichosa y taciturna que no respondía

Por fin libre

Imagen
Sillas de ruedas se encuentran dispersas en una sala diáfana con grandes ventanales y tres plantas en los rincones. Sofás vacíos están distribuidos por pares y un horrible cuadro abstracto invita a la reflexión con sus colores evocadores y nostálgicos. Los ocupantes de las sillas tienen la mirada perdida. Ellas hablan sobre banalidades desde el despampanante vestido plisado de Paula Echevarría hasta la pícara sonrisa de ese enfermero nuevo de acento andaluz y ojos almendrados. Ellos callan.  Sus cuerpos pesan sobre esas sillas grandes y aparatosas que manejan con cuidado, sus recuerdos revolotean mientras las palabras se atascan en su garganta, ávidas de una compañía que venga a escucharlas. Se conforman con su consuelo, su misma presencia les conforta. Un hombre tuerce su cabeza hacia su hombro izquierdo, dejando que su poco pelo lacio caiga sobre su rostro blanquecino. En la quietud de esa sala abarrotada y resplandeciente, muere.  Nadie repara en su estado. Las señoras contin

Cara bonita

Imagen
  Gorda y fea, o por lo menos feúcha. Todo sería mucho más fácil. No tiene nada de bueno gustar a todo el mundo, gustar físicamente, sin mérito, sin que te dejen tiempo para demostrar lo que hay más allá de esa careta. Todas quieren ser guapas, más rímel, más morros, más sombra y más tacón. Pero no se dan cuenta de que eso juega en su contra. Solo es una muestra más de la superficialidad y la tontería. El triunfo de las apariencias sobre la inteligencia. Y para colmo de lo absurdo nos ponemos gafas sin necesitarlas solo porque son monas y dan un aire intelectual; y si cuela, cuela. Pero si encima resulta que eres lista, tienes un criterio propio y algo de sentido del humor, caput. Se te enamoran todos. Por mucho que expliques que solo quieres amigos y no eres de esas que torturan creando falsas esperanzas con dobles sentidos, jugando con los sentimientos ajenos, no importa. Elogiarán tu sinceridad al principio pero mantendrán la esperanza viva, por si cambias de opinión y consigue

La invitada

Imagen
La temperatura del mar era agradable y fresca cuando me animó a adentrarme en sus hipnóticas aguas. Acepté esa invitación sin reproches: ni las algas de la semana anterior, ni las múltiples piedras puntiagudas que alejaban a los precavidos y a los niños, ni la bandera amarilla ni el tímido sol que parecía evitarme entre las finas nubes de algodón vespertino. Nada consiguió apartarme de mi propósito. Entré brincando, tratando de sortear esas piedrecillas malditas, y tras cerciorarme de la profundidad que me esperaba me lancé sin miedo, hundiéndome en esa agua fresca y revoltosa. Nadé hacia sus profundidades, frenética y compulsivamente primero, y con brazadas acompasadas después, hasta que mi cuerpo se hubo adaptado a la temperatura del inmenso mar Mediterráneo. Una vez dentro, a salvo de miradas indiscretas y salpicaduras imprevistas, de olas caprichosas y piedras y medusas, con un par de metros de profundidad salvaje por debajo de mi cuerpo, hice la plancha, o el muerto o l

La visita

Imagen
Ágil, levanta la cabeza. Su oído se agudiza. Un ruido casi imperceptible en la oscuridad. Percibe un movimiento sigiloso, cerca. Pasos acompasados, botas de caucho. Muy cerca. No se detiene ante nada. Apenas unos segundos. Se gira bruscamente, en la esquina de una calle sin nombre, recibe una visita inesperada.  En un suspiro. La muerte.

Con la "a"

Imagen
  Soy mujer. Soy fuerte. Soy inteligente y estratega. Trabajo eficazmente. Soy puntual y ordenada. Soy igual de capaz que un hombre. Soy tan buena, tan inteligente y tan fuerte como él. Quiero sentirme representada. Quiero verme en los textos, los carteles, los edificios, y los semáforos. Quiero ver la "a" y la faldita. Al lado del hombre, como su igual. Pero mejor. Porque claro yo he sufrido más que él. Que me traten mejor, y que se me vea bien. Porque yo valgo mucho, valgo más. Quiero que se nos diferencie. Que se nos vea a ambos, porque somos distintos, pero iguales. No, espera... iguales pero, no tanto, porque yo... soy... mejor.

Australianos por el mundo

Imagen
Lo vi mirarme. Estaba en la terraza, sentado junto a su divertido amigo. Él no era simpático, para nada, pero era el guapo. Nosotras lo supimos nada más verlos, eran el típico par de amigos. Lo que no sabíamos era que venían a pasar solo unos días. Australianos. ¡Madre mía! Cuando nos lo dijeron Carol y yo nos miramos y nos lo dijimos todo. ¡Quién no ha soñado nunca con un amor australiano! ¡A lo Elsa Pataky! La cosa siguió así. El guapo vino a pedirme otra ronda de cerveza. La pagó en metálico, soltó un par de frases con un acento adorable. Yo me quedé embobada con esos dientes blancos grabados en mi retina. Carol me miraba desde un segundo plano, a mi lado. Noté cómo el calor empezaba a subirme por el cuello y se instalaba peligrosamente en mis mejillas. Miré a mi bendita compañera pidiendo socorro a voces solo con una mirada. Ella entendió mi bloqueo, despidió al australiano con alguna broma de respuesto y me cogió por los hombros.  - ¿Qué te ha pasado, boba? - Tanta bel

Futura yo:

Imagen
Acuérdate de quién eres. Cuando en unos meses priorices tu trabajo a tus relaciones sociales, acuérdate de que hubo un tiempo en el que el dinero no lo era todo. Cuando en unos años tu ambicioso mundo te empuje a aceptar encargos inmorales, evoca los valores que te inculcaron. Cuando en tan solo unas décadas mires hacia atrás y veas unos hijos ya demasiado crecidos, no te lamentes. Les habrás dado el ejemplo que no querrán seguir. Y, con suerte, tu esfuerzo les habrá dado un futuro prometedor y unos recuerdos vacíos.

El lugar adecuado en el momento preciso

Águila

Imagen
 Camiseta sudada, de tirantes, color gris. Bíceps definidos, tersos, muy morenos. Un tatuaje llamativo, cubriendo parte del hombro y subiendo hasta el cuello. Un águila. El águila de la libertad, de la expresión. Es libre para tatuar su filosofía en su cuerpo, para sudar la camiseta en el gimnasio, dos veces al día. Todos los días. Libre para sentirse realizado con un cuerpo diez. Deseado, envidiable. Porque él es dueño de su cuerpo; y esclavo, también.

Trayecto nocturno

Imagen
Adormilada, noté cómo mi tren reducía la marcha a medida que se acercaba a una de las estaciones del recorrido. A través del cristal pude ver cómo los viajeros nocturnos, uno al lado de otro, esperaban apiñados para poder subirse a los vagones. Entre las sombras de aquella pequeña estación vislumbré una silueta que me resultó vagamente familiar. Un hombre desgarbado, ágil y de complexión delgada, se abría paso entre los más rezagados para entrar en aquel tren. Mi tren. Se parecía mucho a un viejo amor. Me vinieron a la cabeza mis últimas palabras, el momento de nuestra ruptura. Recordé su paradero actual, muy lejos de allí, y secretamente deseé que aquella silueta desconocida fuera él. Incluso he de confesarme que estuve esperando unos minutos a que alguien con aromas de jazmín y tostadas tomara asiento a mi lado. Un recuerdo sí lo hizo. Vi esa mirada, capaz de atravesar medio país y colarse en mi tren, un trayecto rutinario que a todas luces él habría deducido con la pasmos

No soy yo

Imagen
Te contaré un secreto: no soy yo la que escribe. Lo hago en primera persona para que te identifiques conmigo. Te abro mi alma y me desnudo ante ti, solo con un propósito: transmitirte confianza. Las emociones que te cuento ni mucho menos son mías: son deformaciones de pequeñas parcelas de mi alma. Las llevo al extremo, te las muestro en estado puro, naturales. Como deberían ser si nuestros miedos y prejuicios no nos obligaran a esconderlas. No significa que no existan, habitan en mi imaginación y en la tuya. Y gracias a eso están vivas. Poca gente puede apreciarlas o entenderlas, ni mucho menos sentirlas. Y por eso me veo en la obligación de mostrártelas.

Lecciones

Imagen
La vida sigue dándome lecciones que, minan mi preciada ingenuidad, mi optimismo y también mis ilusiones. A veces me paro a pensar en cómo acabará todo esto, si me convertiré en una mujer fría y solitaria —de esas que reniegan del mundo y desconfían de todo y tienen una coraza y son impenetrables y saben predecir comportamientos y leer a las personas y ellas son tan inteligentes como impredecibles y no se permiten ser vulnerables ni cobardes ni dependientes— o si podré mantener mi capacidad de sorprenderme. Quiero conservar mi esperanza en la humanidad de las personas, quiero confiar en que me quieran desinteresadamente, quiero que un gesto pequeño siga siendo importante, quiero no calcular los riesgos. Pero cada vez es más difícil, cuando la vida y sus lecciones te vuelven la alumna más aventajada de tu clase, pero tú no quieres.

La soga

Imagen
Lo tengo, la solución es volar. Lo sé, un hombre no puede hacerlo. Pero cuando todos los caminos posibles están cerrados, cuando me ponen tantas pegas y la señal que espero empieza a resistirse, solo pienso en saltar y dejarme llevar. ¿De qué sirve pensar tanto si no puedo actuar? Siento que mis palabras se las lleva el viento, que lo que hago siempre tiene menos valor, que mi tiempo pertenece a otros. Otros que manejan mi subconsciente; mis emociones me vuelven vulnerable.  Me siento manipulado. Mi conciencia me hace sentir pequeño, indefenso, dependiente. Es ella por la que me siento obligado a quedarme, como un yugo o una soga, sin poder elegir ser libre, sin poder volar. Siempre hay algo más importante que yo, algo externo que no depende de mí, pero que me hunde y me impregna con su tufo. No sé cómo librarme de él. No puedo hacerlo. Grito y no se me escucha, explico y no se me entiende.  Estoy cansado. Mis palabras están vacías y mi cuerpo, endeble. No tiene sentido seguir