Cara bonita

 
Gorda y fea, o por lo menos feúcha. Todo sería mucho más fácil. No tiene nada de bueno gustar a todo el mundo, gustar físicamente, sin mérito, sin que te dejen tiempo para demostrar lo que hay más allá de esa careta. Todas quieren ser guapas, más rímel, más morros, más sombra y más tacón. Pero no se dan cuenta de que eso juega en su contra. Solo es una muestra más de la superficialidad y la tontería. El triunfo de las apariencias sobre la inteligencia. Y para colmo de lo absurdo nos ponemos gafas sin necesitarlas solo porque son monas y dan un aire intelectual; y si cuela, cuela.

Pero si encima resulta que eres lista, tienes un criterio propio y algo de sentido del humor, caput. Se te enamoran todos. Por mucho que expliques que solo quieres amigos y no eres de esas que torturan creando falsas esperanzas con dobles sentidos, jugando con los sentimientos ajenos, no importa. Elogiarán tu sinceridad al principio pero mantendrán la esperanza viva, por si cambias de opinión y consiguen aplacarte con sus bromas y su labia. Al final prefieren conservarte como amiga, porque dicen que mereces la pena aunque sea como tal, y se conforman con tenerte en sus vidas. Con el tiempo la amistad se fortalece y se convierte no solo en un amigo, también en alguien tan cercano a ti como importante, cuyo consejo y cariño acabaste por necesitar.

Pero inevitablemente acaba por marcharse de tu vida tan rápido como apareció, por la sencilla razón de que se enamoró de ti y al no corresponderle rompiste su corazón, sin quererlo. Habiendo sido clara desde el principio, sin traspasar los límites. No es justo. Todo por ser guapa o atractiva, ahora él ya no quiere ni puede verte, porque hacerlo es sufrir lo que en su cabeza pudo haber sido y nunca fue. Y tú te quedas con cara de estúpida, repitiéndote que no habrá una próxima vez, que serás fría e inaccesible con todos esos que se acerquen a ti, que no permitirás que nadie entre en tu vida si quería algo más desde un principio, no dejarás que nadie te conozca de verdad, no volverás a hacer sufrir a nadie a pesar de que ello implique dejar de conocer a personas maravillosas. Porque al final siempre pasa lo mismo, te quedas sin amigo, sin confidente, sin un apoyo, sin su cariño, pero sigues conservando esa maldita cara bonita.

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