El corazón inquieto


La noche hueca. El aire opresivo. Mi respiración agitada. El corazón inquieto. 

Recordaba tus palabras, tu mirada. En el fondo sabía tus intenciones. Y algo dentro de mí me frenaba, aún más, me alertaba. Sentía un fuerte lazo que me unía a ti, y en mis más oscuras pesadillas ese lazo apretaba, y dolía. Veía tus manos, siempre atentas y dispuestas, y tu abrazo protector y generoso. Tú, regalándome tus palabras y tu tiempo, y aún más, tu futuro. 

Ahora en la distancia recordaba tu rostro sereno y tu solícita voz, dulce como un amanecer y grave como la oscura noche. 

Pero mis ojos estaban despiertos y mi corazón, inquieto.

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