Tópicos distópicos

La verdad es que llevaba varios meses regodeándose en su propia miseria cuando un pensamiento optimista se asomó a hurtadillas por el lado izquierdo de su cerebro. "Tal vez mi vida no ha sido tan caótica”. Su memoria pasó brincando de un acontecimiento trascendental al siguiente, a cual más dramático, sin detenerse demasiado, solo llevando la cuenta de sus desgracias como si de un mero historiador se tratara. No. La cuenta era larga. 

Pero, ¿y si eso era lo normal? La mayor parte de las desgracias de las personas no se conocen. Todo el mundo tiene sus tormentos. "La procesión va por dentro". "En todas las casas cuecen habas", y unas cuantas más frases hechas, refranes y tópicos se le vinieron a la cabeza como una avalancha de indiscutible sabiduría. De pronto pareció sentirse algo reconfortada cuando "mal de muchos, consuelo de tontos" quiso pasarse a saludar. Desechó la expectativa de ser inteligente con agrado.

"Tan solo el mundo es como es, y la verdadera trampa es aferrarse a las cosas". Estaba claro, el problema era esa obsesión suya de permanencia en el tiempo. Su necesidad casi vital de conservar relaciones, trabajos, rutinas. No, señora. La vida es un continuo cambio. Imprevisible, impredecible. Volátil. Es parte de la gracia, ¿no? ¿Quién querría vivir una vida ya programada? ¿Una vida siempre dichosa? Los días buenos no existen sin los malos. O al menos no se aprecian tanto. Se valoran las cosas cuando se pierden. Tópicos, clichés. Sabiduría popular. ¿Por qué nadar contracorriente? ¿Por qué? 

Solo hay una respuesta para esto. Los tópicos sirven para guiar a quienes no tienen un criterio propio. La posibilidad de apreciar las cosas antes de perderlas existe, y deriva del amor. De apreciar a las personas por lo que son y no por lo que te aportan. Y existe un pequeño grupo que consigue apreciarlo y es tildado de pesado en una sociedad que sabe más de sexo que de amistad, que valora más el despecho que la entrega, la venganza en lugar del perdón, lo nuevo por encima de lo viejo. La apariencia de bienestar es más importante que el estar bien de verdad. El zasca se granjea sus aplausos y las stories no se saltan si van acompañadas de una buena canción como banda sonora. Pero lo cierto, lo verdaderamente indiscutible es que tenemos miedo a sentirnos fracasados. A reconocer que no hemos alcanzado nuestro propósito. 

“No tengas miedo".— Se dijo, igual que lo hizo Julia Roberts en “Come, reza, ama”, pero ella mirando el destrozo que se había hecho en el pelo. La plancha había arruinado su flequillo y ahora un humillo blanquecino emergía de un mechón chamuscado que colgaba tieso sobre su frente. "No tengas miedo. La ruina es un regalo. La ruina es el camino a la transformación." Dejó las planchas sobre la mesa, cogió una peluca color rosa chicle y un flequillo perfecto. Sonrisa perfecta. Filtro de moda. Foto de perfil actualizada. #newlook


Comentarios

  1. Hacía mucho mucho tiempo que no me pasaba por aquí. Muy interesante este post. Ahora seguiré leyendo un rato más. Un abrazo.

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