Futura yo:

Acuérdate de quién eres. Cuando en unos meses priorices tu trabajo a tus relaciones sociales, acuérdate de que hubo un tiempo en el que el dinero no lo era todo. Cuando en unos años tu ambicioso mundo te empuje a aceptar encargos inmorales, evoca los valores que te inculcaron. Cuando en tan solo unas décadas mires hacia atrás y veas unos hijos ya demasiado crecidos, no te lamentes. Les habrás dado el ejemplo que no querrán seguir. Y, con suerte, tu esfuerzo les habrá dado un futuro prometedor y unos recuerdos vacíos.

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