Causas perdidas

- Hubo un tiempo en que lo nuestro fue bonito, fue verdadero. No estoy segura de que fuera amor y no quiero rivalizar en franqueza contigo, pero algo hubo.

- Lo cierto es que para mí significaste mucho.

- Lo sé, "mucho". Pero no todo. Nunca lo fui todo. Empezó siendo algo sencillo, unas pinceladas de vida tranquila y despreocupada, teníamos todo lo que queríamos, nos teníamos a nosotros y eso bastaba.

- ¿Qué crees que falló, entonces?

- Empezamos a querer más. Saber más, tener más, tenernos más, conocernos más: se rompió la magia al descubrir tus manías y defectos...

- Todo el mundo tiene manías, tienes que entenderlo.

- Y lo sé pero... Creo que nunca llegué a aceptar las tuyas. Siempre tenía la impresión de que eran, no sé... Pasajeras. Creía que cambiarías.

- ¡La historia de siempre!

- Lo sé... ¡Caigo en los clichés! Pero el tiempo me hizo volverme caprichosa. Curiosamente, me aferré a la idea de salvarte. ¡Como si fuera yo la Madre Teresa de Calcuta! Me decía a mí misma que alguien tenía que creer en ti, y yo lo hacía, créeme.

- Era agradable sentirse así de apoyado, la verdad. Nunca he vuelto a encontrar una compañera de vida como tú.

- ¡Ni la encontrarás! Pero ni tú ni nadie. La verdad es que esa persona ya no existe.

- ¿Por qué no?

- No lo sé. Bueno, sí. Simplemente cambié. Perdí la fe. Primero en ti, luego en los hombres, en la humanidad... Al final en las relaciones amorosas, simplemente. La amistad es algo precioso, pero el amor... el bueno, el de verdad... Ese no estoy segura de que exista.

- ¿No crees que puede ser algo pasajero?

- No. Aunque siempre digo lo mismo. Pero lo que siempre mantengo es que ser libre me hace feliz, me hace sentirme inmensamente completa, capaz de conseguir cualquier cosa. Siento más fe en mí misma, en lo que puedo llegar a ser. Imagino tantas posibilidades y todas a mi alcance. Es como si toda la energía que antes empleaba en mejorar a otro ahora la centro en mí, y creer en mí me hace mucho más poderosa. Es alucinante.

- ¿Y qué planes tienes ahora?

- Probablemente acabe desistiendo pero mientras tanto he decidido ayudar a alguna causa perdida.

- Muy en tu línea. 

- Qué le voy a hacer, ¡son mi debilidad!

- ¿Y quién es el afortunado? ¿Lo conozco?

- ¡Claro que sí, es tu hermano!


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