Aunque tú no lo sepas



Aunque tú no lo sepas, siempre estoy pensando excusas para ir a verte. Cada vez más estúpidas, hasta que me paro y pienso, no merece la pena. 

Pero es que aunque tú no lo sepas, llevas meses colándote en mis sueños, disfrazado de actor secundario o como parte de un decorado ridículo que no te hace justicia. Veo tus gestos en otras caras, camuflado pero siempre presente. 

Te metes en mi cabeza, te veo en las películas navideñas y te escucho en mis canciones favoritas. Pero tú no lo sabes. Porque es verte y me tiemblan las piernas, y te juro que me pasa sin querer. 

Aunque tú no lo sepas releo nuestras conversaciones y me imagino otras en las que somos sinceros y encajamos, pero el miedo enseguida me domina y vuelvo a creer que no merece la pena.

Sin quererlo hago rimas y tarareo en la cocina, con decirte que casi pierdo el trabajo por escribir tu nombre en un informe o por sonreír embobada al magistrado del tribunal de lo penal, y no tenía ninguna gracia lo que decía. 

Me pasan muchas cosas contigo en mi cabeza y lo peor es que ya casi no recuerdo la última vez que nos vimos. Empiezo a pensar que lo mejor de nosotros ocurre en una vida paralela y lo más probable es que esto sea todo lo que nos quede, porque es mejor que tú nunca lo sepas.