Descubriendo al psicópata
La vi tan frágil e indefensa que no pude creer que hubiera sido condenada a cadena perpetua. Su aire angelical y sus exquisitos modales hacían de ella una mujer atractiva, su mirada frágil y penetrante resultaba casi hipnótica y su voz dulce y suave conseguían encandilar hasta a un reputado doctor. Pero yo ya había sido advertido. Mi primera visita fue un oscuro presagio desde su inicio. Ella estaba sentada frente a mí con aire escéptico y las esposas envolvían sus delicadas muñecas sobre una mesita desvencijada. Le dije: "Empecemos por el principio". Su historia resultaba bastante enrevesada aunque los detalles aparecían a menudo precisos y con coherencia. Algunas cuestiones, por pudor o vergüenza, no me fueron reveladas. No insistí. La confianza es la primera columna que sostiene la relación médico-paciente. En mi siguiente sesión ahondamos en su malograda educación, su familia desestructurada, la muerte prematura de su madre y los maltratos de su padre. Tenía el ...