Verde menta
La luz de la luna se colaba por su ventana, dibujando una estrecha línea por encima de su colchón solitario. La habitación permanecía a oscuras, dejando intuir entre las sombras el escaso mobiliario y la multitud de cuadros dispersos. Varios lienzos reposaban contra las paredes y las gotas de una lluvia tardía repiqueteaban sobre el tejado de aquella buhardilla parisina. El olor a madera y a pintura se mezclaban consiguiendo una fragancia inspiradora. Él empapó el pincel en el color verde y varias veces en el blanco, alcanzando el verde menta que llevaba varios días robándole el sueño. Su técnica era incomprendida para muchos, nadie podía entender que pintar prácticamente a oscuras pudiera considerarse racional y mucho menos acabar siendo algún tipo de arte. Unas velas gruesas descansaban entre el lienzo y sus pinturas, permitiendo que pudiera apreciar el curso de las líneas lo suficiente para conseguir el efecto abstracto, difuminado y profundo que le distinguía. S...